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Salud mental y Covid-19

El nuevo reto: lidiar con las secuelas psicológicas del confinamiento. El 53% de la población de Wuhan, epicentro del coronavirus, ha recibido atención psicológica y un 5% ha sufrido algún trastorno mental de cierta gravedad. Estos datos nos orientan para pronosticar el próximo escenario. Hay que tener en cuenta que la mayor parte son cuadros leves que se solucionan mediante consultas puntuales o a través de respuestas adaptativas.
El confinamiento es un factor de riesgo, pero en líneas generales los problemas aparecerán en colectivos definidos, los más vulnerables desde el punto de vista psicológico, son las personas mayores, que están solas, aisladas o en malas condiciones de confort o con una alimentación inadecuada, las personas a las que les cuesta mantener ciertas rutinas o actividades que les permitan distraerse. La gran mayoría la población habrá reforzado sus capacidades adaptativas ante futuras situaciones de estrés.
Otros colectivos de riesgo son los sanitarios que han vivido desde la primera línea la devastación de la pandemia. Sin duda la exposición a la enfermedad y a la muerte en el entorno inmediato son más susceptibles a tener cuadros de ansiedad, depresión, incluso de casos de estrés postraumático que requerirán tratamiento especializado.
Podemos tener algún momento de inquietud, de estar hartos, de ansiedad o de rabia, pero serán cosas pasajeras. El miedo, es una respuesta normal. Pero no podemos quedarnos abrumados, tenemos que pensar en otras cosas y no caer en pensamientos recurrentes. La ansiedad o el malestar, la tristeza, el decaimiento o la desesperanza no son sensaciones anómalas en la situación actual.
Por otra parte, se detecta un repunte en las adicciones y las conductas adictivas en el marco del confinamiento. Especialmente en el consumo de alcohol y en adicciones comportamentales como el juego patológico, ligado a tenerlo todo al alcance a través de internet. Es un tema al que debemos procurar darle una respuesta lo más eficiente posible porque si va a más puede crear situaciones de difícil tratamiento. Normalmente se produce en personas vulnerables o que ya tenían una patología previa. Lo que hace el confinamiento es agravar una patología previa preexistente, es por este motivo que hay que estar atento y en el caso de tener dudas realizar una consulta con el psicólogo.

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