¿QUÉ ES LA ANSIEDAD?
La ansiedad (del latín anxietas, ‘angustia, aflicción’), es una emoción básica, un estado de agitación o inquietud del ánimo, que nos permite reaccionar ante el entorno. Es un mecanismo de alerta que nos advierte de una situación “amenazante» y que nos permite prepararnos para hacerle frente.
Los estímulos pueden ser externos o internos, tales como pensamientos, ideas, imágenes, etc., que son percibidos por el individuo como amenazantes y/o peligrosos, y se acompaña de un sentimiento desagradable o de síntomas somáticos de tensión.
Un examen, un malentendido con un superior o un compañero en el trabajo, mudarse de hogar, problemas familiares, etc. Quien no ha sentido ansiedad alguna vez en un contexto así. Hasta aquí es relativamente común y nos pasa a todos. Pero cuando esta respuesta se escapa al control del individuo se generan los trastornos de ansiedad.
El problema llega cuando las reacciones son demasiado intensas, más frecuentes o desproporcionadas a la realidad de la situación. Cuando se produce un gran malestar, con síntomas físicos y psicológicos significativos y recurrentes, se considera patológica. Se estima que alrededor del 19% de las personas la han padecido en algún momento de su vida.
LOS TRASTORNOS DE ANSIEDAD: CAUSAS Y SÍNTOMAS
Los trastornos de ansiedad son un grupo variado de afecciones que tienen en común la sensación de ansiedad. Dentro de este grupo tenemos, por ejemplo, fobia social, los ataques de pánico, el estrés postraumático…etc.
La ansiedad se puede desencadenar por infinitas razones. Por ejemplo, algunas experiencias vitales, que no tienen por qué ser malas o negativas, sino que es suficiente con que sean grandes cambios, como un trabajo nuevo o una ruptura sentimental, pueden generar un episodio de ansiedad. En otras ocasiones, algunas situaciones muy amenazantes, como un accidente de tráfico, la provocan y después permanecen meses e incluso años después del suceso. También hay determinados factores genéticos que podrían influir, el estar sometido a mucho estrés de forma continuada o el consumo de algunas drogas, como anfetaminas o LSD.
Las manifestaciones de cómo se expresa puede ser muy variadas, aunque hay algunas características comunes. Por ejemplo, los síntomas psicológicos más frecuentes son la preocupación constante y excesiva, las dificultades para concentrarse, la aprensión, los olvidos frecuentes, la irritabilidad, la sensación de agobio, la inquietud o el miedo a perder el control.
La ansiedad también presenta síntomas físicos tensión muscular, sudoración, palpitaciones, dolor en el pecho, dificultad para respirar, mareos, temblores, hormigueos, náuseas y vómitos, dolor de cabeza etc.
Algunas señales de alarma son:
-La presencia de miedo es desproporcionado.
-Evitación (a toda costa) de la situación o el objeto que genera miedo.
-Presencia de palpitaciones, temblores, sudoración, molestias gastrointestinales, diarrea, tensión muscular, enrojecimiento o confusión ante las situaciones que le generan ansiedad.
-Cuando las preocupaciones son excesivas y no pueden controlarse.
-Manifestación de malestar excesivo cuando se encuentra ante una situación que le genera ansiedad o cuando anticipa que puede encontrarse ante esa situación.
-Resistencia a ir al colegio o cualquier otro sitio, no porque ese lugar le de miedo, sino porque no quiere separase de sus padres.
LA ANSIEDAD PUEDE TRATARSE
Existen dos tipos de abordaje para la ansiedad: el psicológico y el farmacológico, y son más efectivos cuando se combinan.
La psicoterapia busca cambiar comportamientos reforzando los mecanismos de defensa y promoviendo una personalidad positiva. Unos de los métodos usado es la terapia cognitivo-conductual, que pretende ayudar al paciente a comprender la naturaleza de lo que le ocurre y el porqué de su mala adaptación. El terapeuta enseña a manejar la ansiedad y a controlar los miedos cuestionando su lógica y sustituyéndola por formas de pensar más racionales.
Los medicamentos, que deben ser prescritos por un médico, se clasifican en dos categorías: los que sirven para calmar los ataques de ansiedad en el corto plazo, y los que se usan a más largo plazo para disminuir los síntomas y prevenir crisis. Dentro del primer grupo están las benzodiacepinas, como el lorazepam y el bromazepam. Actúan rápido, pero deben usarse el menor tiempo posible dado que el cuerpo se acostumbra y cada vez hacen menos efecto. Para tratar la ansiedad generalizada y prevenir los ataques de ansiedad se usan los ansiolíticos, que tardan entre dos y ocho semanas en empezar a actuar, pero no pierden eficacia con el tiempo. Ejemplos son el escitalopram, la paroxetina y la duloxetina.
CINCO CONSEJOS PARA COMBATIR LA ANSIEDAD
Ante un problema fuerte o permanente de ansiedad, es necesario acudir a un médico o psicólogo ya que es quien debe evaluar los síntomas, diagnosticar el trastorno y determinar la mejor forma de tratarlo. No obstante, hay algunos consejos que pueden aplicarse a la hora de hacer frente a aquellas situaciones que nos generan ansiedad:
En un entorno vital cada vez más exigente, cambiante y que nos lleva a retos constantes, la ansiedad es un trastorno muy común. Pero lo más importante de todo es que tiene solución. De hecho, gran parte del tratamiento pasa por uno mismo, por comprender los propios sentimientos y pensamientos, así con mucho trabajo y ayuda profesional, la ansiedad se puede superar